Me acostumbre a dormir bajo tu abrazo, acurrucada inmóvil en
un rincón, a sentir tu pierna sobre mí,
a arrullarme con el sonido de tu
respiración, me acostumbre a dormir sin sabanas por tu exceso de calor, a
discutir por el mando de la televisión y hablar incoherencias hasta dormir y
ahora que ya no estás, la cama se me
antoja enorme, me muero de frío por las noches, ya en la televisión no pasan
nada interesante, ya nadie habla conmigo, nadie respira en mi oído, nadie me
aplasta con su cuerpo y ya no puedo dormir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario