Muchas personas no comprenden porque te mudas tanto, porque
cambias de lugar, porque no te quedas quieto, porque no te creas una rutina y
vives en una ciudad sumergida en la belleza de la monotonía por el resto de tu
vida y la verdad es que a mis recién cumplidos
veinticuatro aun no lo sé, supongo que hay gente para todo, pero creo que es
algo genético, algo que te pasan o algo que se te pega, mi padres tienen alma
gitana o bueno cuando digo se te pega es porque mi mama pertenece a una familia
no muy viajera de esas que viven muy
cerquita unos de otros, pero ella presa de amor esta contagiada de este
problema de los viajes constantes ya sea de
estancias permanentes o de locuras momentáneas de llenar la maleta con
unos jeans y unas bragas .
Así que mi padre es que el que trajo la enfermedad de los
viajes y las mudanzas cuando formo esta familia y es a él a quien
mayoritariamente atribuyo las razones de la teoría genética de esa alma nómada que
tenemos y es que mi familia paterna
tiene espíritu de inmigrante, desde
mi abuela la italiana que llego al país cuando era una niña en una vieja embarcación
, hasta mi tía que en busca de algo mejor empaco sus cosas y salto de Colombia a estados unidos, y al final
termino en Japón, hasta llegar a mi
padre que le dio la vuelta al país de ciudad en ciudad hasta que sintió que le
quedo pequeño y se fue al continente europeo a comenzar de cero, así que, en resumen
cambiamos tanto de ciudad cuando era una niña que recuerdo odiar empacar la maleta
y soñar con el día en que simplemente me
quedaría en un lugar para SIEMPRE, para no irme nunca más, para sentir que pertenecía
allí.
Y el milagro se cumplió y el lugar apareció, mi tierra natal
me brindaba la oportunidad de regresar de otro continente y quedarme por cinco años
atada a una carrera de derecho que llevaría a cabo en la ciudad que me vio
nacer y que me vio partir cuando era una niña, tenía que volver a ese lugar y
aunque según mi registro civil era ahí donde pertenecía, lo cierto era que en
esa ciudad no conocía a nadie, seria de nuevo la “nueva” la recién llegada, la
que tiene que agradar para encajar, volvería a pasar por ello por primera vez por MI VOLUNTAD y estaba segura de que
sería la ULTIMA.
llegue llena de alegría
y esperanza, hice amigos con facilidad ( a pesar de mi mal carácter ya conocido) me acostumbre a la nueva rutina,
con el paso del tiempo mi familia se estableció conmigo ( no a tiempo completo)
y lo hicimos lo mejor que pudimos durante cuatro años, pero en el fondo las
personas saben cuándo ese no es precisamente su destino y un día, después uno de
sus tantos viajes, mis padres me informaron: “ nos mudamos, no nos gusta la ciudad,
comenzaremos de nuevo lejos de aquí” FIN DE MUNDO, CAOS POR TODAS PARTES, MI
APOCALIPSIS PERSONALIZADO HABÍA LLEGADO.
Mis padres se fueron y mis hermanas junto con ellos y
yo había decidido esperar a cumplir con
lo que me había prometido y me quede, encontré un lugar cómodo y me establecí cual mujer responsable y moderna de ciudad, pero a pesar de que conocía a mucha gente y con el tiempo había construido una vida en aquella ciudad ,
comencé a sentir envidia y descubrí que en realidad tampoco pertenecía a ese
lugar, que quería irme, que quería volar, que ese ciclo había terminado para mí
y ese año lo odie, la ciudad me consumía,
la monotonía era agobiante, no podía respirar, algo no podía estar bien en mí, yo había soñado con permanecer en un solo lugar PARA SIEMPRE, y ahora solo quería salir
corriendo, así que lo entendí, no es que
no fuera mi destino es que estaba
escrito en mi mapa genético con letra grande y en negrita : NO PERTENEZCO A NINGÚN
LUGAR EN EL MUNDO, ME PERTENEZCO A MI. Y empaque mis maletas y me fui, porque
eso me hacía feliz, porque podía respirar solo de pensar en comenzar de nuevo
en otro lugar, por dejar todo atrás, mis amigos lloraron y hubo tristeza, pero yo
solo podía soñar con salir de ahí, pasara lo que pasara en el camino, subir al
auto y viajar.
Y así paso el tiempo, hace un par de años que llegue a esta ciudad acompañada de mi familia y aunque
prometimos quedarnos aquí para siempre, la realidad es que aun buscamos nuestro
lugar, mis padres viajan a otros lugares
constantemente y yo me he marchado por temporadas también, el mejor plan sigue siendo empacar la
maleta y buscarse la vida en alguna ciudad y tal vez sea mi mejor plan para
siempre, esta es la tercera mudanza que
hacemos en la misma ciudad desde que llegamos aquí, siempre con la misma rutina: empacar las maletas,
recoger la ropa, tirar lo que ya no se usa, regalar lo que aun sirva, buscar una casa y vivir allí hasta que nos
sintamos incómodos, hasta que algo nos moleste, y lo peor es que esta es la vida
que TODOS elegimos, porque así somos, aunque muchos pregunten ¿por qué? ¿Le deben algo a alguien? ¿Los
amenazan? ¿ No se cansan de ser nómadas? ¿Tienen problemas? Bueno, si,
probablemente tengamos problemas pero tranquilos, todos son mentales.
Para el resto de las preguntas es un ASÍ SOY, ASÍ SOMOS
NOSOTROS, un día es que hace mucho
calor, luego hace mucho frio, luego es la ciudad insegura, a veces son demasiado grandes, otras demasiado pequeñas,
pero la realidad es que en el fondo nos gusta empacar las maletas y sentir que comenzamos
de nuevo, que lo intentamos de nuevo a pesar de todo lo malo o todo lo bueno.
Una de las cosas que he aprendido con el paso de los años y es la razón
por la que escribo esto, es que muchas persona buscan el lugar al que pertenecen
con tanta fuerza que al encontrarse con algo complemente diferente en cuanto a la realidad de vivir en un lugar nuevo,
experimentan tal desconcierto que se deprimen,
si, depresión, de esa de la fea, y no se trata de negarlo, hasta yo pase por
eso y te puedo decir que no sirve de nada, pero a medida que pasa el tiempo te
das cuenta que la VIDA es cuestión de
actitud, de hacer lo que quieres, cuando quieres, tal vez ahora mismo estés en
un lugar solo y triste porque no conoces a nadie, porque extrañas a tu familia
y a tus amigos, porque tal vez todos hicieron una vida sin ti y tu estas estancado en el sueño de ser súper
popular en un país o una ciudad nueva de la que no sabes nada, pero
mi mejor concejos es que vivas el momento, porque no sabes en donde estarás
después, disfruta de las pequeñas cosas, de
lo simple, de lo sencillo y si vez que ese no es tu sitio o que
no puedes respirar, recuerda que siempre
puedes volver a empacar la maleta y mudarte a otro lugar.