viernes, 20 de febrero de 2015

El amigo de la cebolla


“yo nunca voy a hacerte daño”  “van a amarte y vas a amar porque te lo mereces” esto es lo que constantemente él me dice mientras me mira o simplemente me lo escribe. Diez años han pasado desde el día en que lo conocí, diez años en los que me jura nunca haberme mentido y en los que yo he mentido tanto que cuando le miro a la cara siento culpa.

Fue mi primer beso real, de esos que se dan con ganas,  fuimos noviecitos de colegio y además fue merecedor  de todas mis alocadas muestras inapropiadas  de odio adolescente y me aguanto siempre como un valiente. Primero le odiaba, luego le deseaba.

Nuestra relación no es más que una obra de arte que se ha mantenido en pie en base exactamente a el sexo que nunca hemos tenido, y no precisamente porque él no se haya insinuado, porque más que insinuarse lo suyo es ir directo al grano, ni porque nunca le hubiese  besado, ni porque nunca le hubiese tocado de manera inapropiada, tiene que ver más con mis propios miedos y las mentiras que como él dice, me cuento solo para mí.

Hace un tiempo él me dijo que yo era una cebolla llena de capas que nunca deja de sorprenderlo, eso y que soy la señorita dignidad, pero eso es otra historia, siempre ha sido para mí el amigo que me insinúa situaciones embarazosas , sensuales y sexuales, con el fin de hacerme enrojecer, pero hace poco note en mí una reacción hacia el que no había notado antes, y es que contra todo pronóstico y toda realidad que me pudiese imaginar, lo necesito, me gusta tenerlo en mi vida, recorriendo mi camino, creyéndome casi todas mis mentiras, tratando de descifrarme y de meterme en su cama.

No soporto que me diga que no voy a tenerlo más en mi vida, aunque yo sepa que es una realidad, simplemente no me agrada, me hace sentir insignificante y vacía, y esas es la razón por la que permito que me bese, que me  toque, por la que soy yo la que busca su boca cuando se enoja o la que saca  temas inapropiados cuando se aburre, porque necesito mantener esa tensión que lo mantiene unido a mí, porque aunque repita mil veces que tan especial soy en su vida, la única razón real es que lo que quiere de mi es lo que se encuentra bajo mi ropa.


Puedo admitir con certeza infinita que con esta situación me siento perdida es la típica historia de  ni contigo ni sin ti y soy la protagonista más patética nunca antes vista, y en el  fondo estoy segura de  que no me importa, mientras se quede aquí.

1 comentario:

  1. No sé pero... el mío se llama "Ser como cebolla". http://elmesanine.blogspot.com/2015/02/ser-como-cebolla.html
    Jajajaja

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